La expansión de la radio

jmciucci

01 de Jul de 2022

La comunicación popular nos brinda innumerables ejemplos para comprender su valor en el camino de la construcción democrática de nuestras sociedades. Pero también, como fue en el caso de Bolivia hace tan sólo unos años, su fundamental aporte para oponerse a un golpe de Estado expandiendo su palabra al mundo a través de internet. 

Redes y radios

Con el avasallante empuje de las redes sociales, los medios de comunicación tradicionales parecen ir perdiendo cada día más lugar en la preferencia del público. Claro está que esto no solo responde al deseo de quienes son sus usuaries, sino especialmente al fuerte entramado político-económico-comunicacional que intenta imponer a estas redes como la nueva comunicación, con ventajas que parecen infinitas y una “libertad” mayor (tanto para quien emite el mensaje como para quien lo recibe) que los medios tradicionales.    

Sin embargo, son muchos los ejemplos donde podemos apreciar que radios o televisoras comunitarias no solo permiten una comunicación más eficaz y efectiva, sino que además terminan siendo en muchos casos la única a la que pueden acceder diversas comunidades de nuestro desigual continente. Y en algunos casos, adquieren una importancia trascendental ante contextos de golpes institucionales donde se ven cercenadas las libertades individuales.

Cuando en noviembre de 2019 se concretó el golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales y Álvaro García Linera, las redes sociales fueron parte integral del ataque a su gestión e imagen pública, lo que les obligó al exilio primero en México y luego en la Argentina al correr peligro su integridad física. Como indicó Julián Macías Tovar, investigador en redes, “la campaña del golpe de Estado fue muy evidente, sobre todo porque en Bolivia casi nadie usaba Twitter, apenas el tres o cuatro por ciento de la población” y “en un solo mes se duplicó la cantidad de cuentas existentes hasta entonces”. Lo que también se pudo observar fue que “esas cuentas participaron muy activamente en los hashtags #NoFueGolpeFueFraude, #EvoAsesino y otras etiquetas de ese estilo”, y que “todas las figuras que participaron del golpe (…) multiplicaron sus seguidores al mismo tiempo. Pumari, por ejemplo, tenía una cuenta con treinta y ocho seguidores y en dos semanas pasó a más de 100.000” (1). 

En ese contexto, fueron las radios comunitarias las que llevaron adelante la tarea de informar lo que realmente estaba sucediendo en el país, ante medios internacionales que negaban la existencia de un golpe o incluso las detenciones, persecuciones y muertes que provocaron las fuerzas golpistas. Esta fundamental tarea también les valió la persecución (2), evidenciando el poder contrainformativo que adquirieron en ese período y el potencial comunicacional que aún poseen los medios tradicionales. Decimos esto sin desconocer el importante trabajo que también generaron en las redes sociales estos medios populares o militantes sociales, que fueron luego perseguides por su accionar y sus publicaciones contra el golpe.

Golpe y persecución

Como decíamos antes, fueron las radios comunitarias uno de los principales focos de resistencia contra el golpe de Estado en Bolivia, y justamente por eso fuertemente perseguidas por las fuerzas golpistas. En el país trasandino el papel de las radios es fundamental ya que  gran parte de las comunidades campesinas se comunican y organizan a través de la radio, espacio de comunicación ideal tanto para el quehacer diario como para conocer lo que sucede en el país y en el mundo. 

Durante el proceso golpista muchas radios suspendieron los informativos diarios por miedo a ser acusadas por sedición, modo que empleaba el gobierno de facto para cortarles la transmisión. Muchos medios comunitarios fueron destrozados por policías, militares y personas afines a los golpistas: “en La Paz destrozaron la radio de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia y trataron de tomar la radio Bartolina Sisa, mientras que en Cochabamba quemaron la radio de los cocaleros”, indicó Rodolfo Machaca, dirigente del movimiento campesino (3).            

Como indica el informe presentado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la  Red Andina de Información (AIN) y al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPreBA) ante Irene Khan (Relatora especial sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión de Naciones Unidas), “entre octubre y noviembre de 2019 hubo episodios de violencia directa contra autoridades del Movimiento al Socialismo (MAS), agresiones racistas y ataques a centros y radios comunitarias de organizaciones sociales” (4). “Con distintos niveles de apoyo o complicidad por parte de fuerzas de seguridad, estos grupos (civiles) se encargaron de vigilar -físicamente o por redes sociales-, perseguir, amenazar y fomentar el miedo entre personas asociadas al MAS y a movimientos sociales”, agrega el informe.

Como ejemplo analiza el caso de Kawsachun Coca, emisora de radio de la Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba que acompaña a organizaciones sociales de base. “Cuando en octubre de 2019 comenzó a transmitir en directo las manifestaciones empezó a recibir amenazas cuyo pico máximo se dio el 8 de noviembre, cuando se incendió el edificio donde funcionaba una de sus sedes más importantes. El amedrentamiento continuó al punto que les trabajadores temían por acercarse al edificio y seguían recibiendo amenazas”, indica la presentación (5). 

Por su parte, el informe sobre los hechos de violencia y vulneración de los Derechos Humanos ocurridos entre el 1/9 y el 31/12 de 2019 en Bolivia del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (6), indica que “en relación con la libertad de expresión, durante la realización de este informe se produjeron diversos incidentes de violencia, amenaza, amedrentamiento o intimidación a periodistas y a sedes de medios de comunicación”. Esta violencia contra periodistas y trabajadores de los medios de comunicación “constituyó una seria violación del derecho a la libertad de expresión de las víctimas” e “impactó negativamente tanto en el ejercicio de la libertad de expresión de aquellos que ejercen la profesión periodística como el derecho de la sociedad en general a buscar y recibir todo tipo de información e ideas de manera pacífica y libre”, agrega el informe.

Sin embargo, la complicidad de los grandes medios y de la acción golpista en redes permitía por ejemplo que la por entonces “ministra de Comunicación”, Roxana Lizárraga, informara que se presentaría ante el poder legislativo un proyecto de ley “consensuado con la prensa boliviana” destinado a la “recuperación de la libertad de expresión en Bolivia” (7). Algo que sería completamente desmentido también por el Informe publicado el 24 de agosto de 2020  por la Oficina de la Alta Comisionada para los DDHH de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, sobre la situación de los Derechos Humanos tras el golpe de Estado en Bolivia (8). En dicho informe se registran, “en particular a partir del 10 de noviembre, episodios violentos, como incendios, saqueos de bienes privados y públicos”, en cuyo contexto la Oficina de la Alta Comisionada documentó “diversas violaciones de Derechos Humanos, incluyendo al derecho a la vida y seguridad, a la libertad, a la prohibición de la tortura y otras formas de maltrato, y al derecho a la libertad de expresión”, en un escenario de protestas “mayoritariamente pacíficas”, en que la policía no cumplió con su deber de protección.

Organización y resistencias

Desde nuestra experiencia con Mueve fuimos coordinando tareas de ayuda con los diversos espacios comunicacionales de Bolivia a fin de poder dar una mano en la difícil tarea que les tocaba luego del golpe de Estado. Esta ayuda se vio incrementada durante la campaña electoral, dónde pudimos trabajar con un margen de acción más amplio al lograr el pueblo boliviano la presión necesaria para que tuvieran que darle lugar al voto popular las fuerzas golpistas.

Fue así cómo pudimos comprobar el rol fundamental de las radios comunitarias durante las  elecciones nacionales. Especialmente en nuestro accionar junto con la RKC, un espacio de resistencia que se transformó en mucho más que una radio en el Trópico de Cochabamba: cumplió un rol articulador dónde se podían encontrar y contactar las diversas fuentes de información, al tiempo que fue el epicentro desde donde distribuir los datos de lo que estaba sucedien. Funcionó como un medio de comunicación al servicio de la recuperación democrática, ni más ni menos. Al mismo tiempo que fue el espacio comunicacional que le permitió a Evo Morales comunicarse directamente con su Pueblo, desde el exilio, ya sea a través de un programa en vivo o con entrevistas o cubriendo sus actividades. 

Fue fundamental para el aporte realizado la digitalización de RKC, lo que le permitió subir la transmisión en vivo a internet y así lograr una visibilización global del caso, expandir la voz del Pueblo boliviano tanto durante la dictadura como en la campaña electoral. Es este un ejemplo de cómo convergen por un lado la memoria histórica de estas radios de la región y por otro la potencia de la digitalización y las nuevas tecnologías para expandir su voz. 

Un medio de comunicación en el contexto de un colectivo social, sindical, campesino, cobra ante determinadas circunstancias una centralidad fundante. Así pasó en Cochabamba: la RKC fue central para la articulación de los procesos comunicacionales necesarios para la recuperación democrática. Cumplió por lo tanto un rol fundamental, además, para salvarle la vida a Evo Morales: la convocatoria realizada por RKC al aeropuerto al momento de partir al exilio permitió que 10000 personas se hicieran presentes y le garantizaran con ello su vida. Una experiencia ganada en años de lucha y resistencia, que luego del triunfo del campo popular durante las elecciones de octubre del 2020, necesariamente debe reconfigurarse a fin de poder dar cuenta de lo que el nuevo proceso histórico le demanda. Así, los medios comunitarios, populares, alternativos, etc. que logran visualizar el rol estratégico que cumplen en sociedades con democracias jóvenes y asediadas como las nuestras, están llamados a ser los defensores y garantes de un derecho tan básico como el de la libre expresión. Es por todo esto que podemos afirmar que las radios comunitarias fueron y son un espacio de resistencia democrática en nuestramérica. 

1 – https://www.nodal.am/2020/10/julian-macias-tovar-investigador-en-redes-la-campana-del-golpe-de-estado-en-bolivia-fue-muy-evidente/

2 – http://www.redeco.com.ar/internacional/bolivia/28087-bolivia-el-gobierno-golpista-quiere-cerrar-53-radios-comunitarias

3 – Idem

4 – https://www.cels.org.ar/web/2021/10/bolivia-violaciones-a-la-libertad-de-expresion/

5 – https://www.cels.org.ar/web/wp-content/uploads/2021/10/RE-libertad-de-expresion.pdf

6 – https://gieibolivia.org/informes/

7 – https://www.noticiasfides.com/nacional/politica/gobierno-presenta-proyecto-de-ley-para-34recuperar-34-la-libertad-de-expresion-en-bolivia-4029348 – https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/argentina-destaca-informe-de-la-onu-sobre-los-derechos-humanos-en-bolivia-0

8 – https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/argentina-destaca-informe-de-la-onu-sobre-los-derechos-humanos-en-bolivia-0